Hacía ya mucho tiempo que el ingeniero militar zaragozano Roque Joaquín de Alcubierre había comenzado a excavar túneles cerca de la ciudad italiana de Portici en busca de restos arqueológicos de época romana. Lo hacía por orden del rey Carlos VII de Nápoles y Sicilia, que reinaría más tarde en España con el nombre de Carlos III. En la mañana de un día como hoy de 1738 su equipo sacó a la luz una inscripción epigráfica que les permitió identificar la ciudad que estaban excavando: Herculano. Acababan de descubrir una de las ciudades que habían sucumbido bajo la erupción del Vesubio del año 79 d.C. El mismo Alcubierre descubriría la ciudad de Pompeya diez años más tarde.
Los fornicios eran los edificios que servían como almacenes portuarios y de las embarcaciones. Dan a la playa y se construyeron en las estructuras donde descansa la terraza. En las excavaciones de 1980 se descubrieron cerca de 300 esqueletos humanos. Al esconderse de la erupción, las elevadas temperaturas de la nube los mató. También aparecieron joyas y monedas. En esta misma zona se halló una embarcación de 9m, bien conservada y el esqueleto del llamado Remero y el del Soldado, con cinturón, dos espadas, escalpelos y una bolsa con monedas. La costa en el 79 estaba más cerca, a causa de la erupción, se hundió cuatro metros y le gano al mar una franja de unos cuatrocientos metros.
Las termas centrales fueron localizadas en 873 y excavadas en 1931. Típicas termas con subdivisión masculina y femenina. La sección de mujeres es más pequeña y modesta que la de hombres, pero está mejor conservada.
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